EL ORIGEN
La segunda edad era Sas Quyhynuca “antes de todo”, aquí Bagüé y Chiminigaghoa copularon y del roce de sus cuerpos se produjo el sonido del siseo de la serpiente, de ese acto creador surgió Chimingagua que es la luz de la luz y que contiene ambos principios, el masculino y el femenino.
En el principio era todo oscuridad y ésta se llamaba Unquyquienxie “antes de todas las cosas” Solo existía Fihizca, el alma y el aliento del universo, cuando Fihizca despertó surgieron en su pensamiento Bagüe, la gran Abuela y Chiminigaghoa, el Gran Abuelo.
Chiminigaghoa le dio a Chiminigagua dos semillas de quinua y Bagüe le dio cuatro semillas de maíz de distintos colores. Después del interior de Chiminigagua salieron dos aves negras de cuyos picos salieron unos rayos de luz que esparcieron por todo el universo. De las semillas de maíz y del fihizca de Chimingagua (su aliento) surgieron Hicha la diosa de la tierra, Fiba el dios del aire y del viento, Gata, el dios del fuego y Sie la diosa del agua. De las semillas de quinua y del fihizca de Chiminigagua surgieron Nyiagena dios del oro y de lo que está arriba y Chuecutagua diosa de las esmeraldas y de lo que está abajo.
La tercera edad del mundo es llamada Zaita Caguequa “lo que existió al principio del universo”, en esta edad los dioses dieron forma a Quyca “el mundo” a Guatquyca “el mundo de arriba” y a Tynaquyca “el mundo de abajo” y bajo Muysquyca “la tierra de los Muiscas” pusieron grandes troncos de Guayacan a sostenerla.
Luego de un tiempo nacen los dioses gigantes Chaquen dios de los límites, las ceremonias, las fiestas sagradas y la guerra y Nemcatacoa o Fo dios de la embriaguez, la irreverencia, la música y la danza. El tercero fue Guahaioque dios de la muerte. La cuarta fue Fahaoa diosa de la neblina y de las nubes. La quinta fue Hichu diosa del hielo y de la nieve. El sexto fue Pquahaza dios del rayo. El séptimo fue Cuchavira dios de la medicina y del arcoíris, mediador entre dioses y hombres. El octavo fue Chibchacum dios protector de los muiscas.
La cuarta edad del mundo fue Zaitania “antiquísimamente” de la semilla de quinua nació un hombre de piel dorada, Sua y de la semilla de maíz nació una mujer de piel plateada, Chie, quienes después de muchos años fueron el sol y la luna.
La quinta edad del mundo fue Sasbequia “más tiempo que el pasado”, Chibchacum hizo dos figuritas de barro y las arrojó a la Laguna de Iguaque de donde tiempo después salió una mujer llamada Bachué con un niño de 3 años en sus brazos, el cual creció y con el que copuló para poblar toda la tierra, una vez poblada la tierra volvieron a la Laguna de Iguaque transformados en dos grandes serpientes.
La sexta edad del mundo fue llamada Fanzaquia “antiguamente”, los Muiscas habían olvidado las buenas enseñanzas de Bachué, vivían aconsejados por Huitaca (hija de Chie) en la lujuria, libertinaje, fiestas, borracheras y blasfemias en contra del dios Chibchacum quien los castiga con una gran inundación, hizo nacer los ríos Sopó y Tibitó y los unió al río Funza hasta que la sabana quedó totalmente inundada. Para salvarlos llegó Bochica quien lanzó un báculo de oro hacia una piedra para abrir una salida del agua creando el salto del Tequendama. Bochica convirtió a Huitaca en una lechuza y a Chibchacum lo condenó a reemplazar a los Guayacanes y cargar la tierra sobre sus hombros, por lo que cada vez que cambia de hombro para descansar, la tierra tiembla.
NUESTRO TERRITORIO
Érase una vez en el año 200 después de Cristo, unos pobladores que habitaron las altiplanicies cundiboyacenses, que inspiraban su organización social en el cuidado de lo femenino y lo masculino, lo masculino presente en el sol y lo femenino en la luna y el fluir de las aguas. Muiscas como ellos mismos se denominaban, organizados en cacicazgos, habitaban en los valles, en aldeas compuestas por Bohíos donde cultivaban maíz, tejían, hacían orfebrería y cerámica de uso ritual que se llevaba a lo más alto de las montañas en señal de pagamentos, peticiones y sanación.
Montañas como Parapente Paraíso 3000 metros más cerca del sol, montaña de pagamento y sanación, refugio del espíritu de los Chyquys (sacerdotes muiscas), encargados de organizar las actividades ceremoniales y de acompañar a su pueblo con la palabra de vida por la vía del consejo, lugar donde nuestros antepasados sellaron sus pactos con Sua (sol) en profunda conexión con el espíritu del territorio. Rodeados por las lagunas sagradas de Siecha, Martos y Guatavita, escenario del ritual de correr la tierra y gobernados por el cacicazgo de Guatavita.
A pesar de que los conquistadores españoles, los desplazaron, expropiaron, traicionaron y engañaron, hasta casi acabarlos, la muerte para los muiscas no terminaba en el ciclo biológico del cuerpo; significaba un viaje para seguir acompañando a su pueblo, es así como nos dejaron en su territorio toda su memoria, un territorio que habla por sí mismo, un territorio lleno de pensamientos y palabra ancestral que complementa el paisaje que divisamos.
La palabra es sagrada por eso se cuida con la fuerza de Chiminigagua, el Principio creador, la palabra es un soplo finamente tejido lleno de intención, viento con corazón, debemos ser como las abejas; chupar de todas las flores, de todas las palabras, por amargas que sean y volverlas miel.
Tus pensamientos y palabra complementan la naturaleza que encuentras en este sitio, el territorio se complementa con todo lo que dejas en el, deja palabra de vida, ¡cuida tus pensamientos! Toma solo lo estrictamente necesario con la autorización de la invisible presencia ancestral y vuélvete un activador de los lugares sagrados para beneficio de la gente, el territorio y el agua.